Es habitual asignar el origen del movimiento excursionista en el Guadarrama a la Institución Libre de Enseñanza. Pero cuando Giner con los alumnos y otros profesores de la Institución hacen su primera gran excursión al Guadarrama , los naturalistas españoles y de otras nacionalidades, llevaban pateandose el Guadarrama durante más de sesenta años en busca de especímenes . De hecho parece ser que Giner se apoyó en los mapas de los naturalistas para esta primera excursión.
En otro lugar de este blog, hemos hablado de las excursiones por San Ildefonso de D Ignacio Bolívar. Los datos existentes señalan que Bolívar probablemente aprendió las importancia de las excursiones por El Guadarrama de su maestro Laureano Pérez Arcas, quien a su vez las pudo aprender de Mariano de Paz Graells, y estos dos últimos a su vez, tal vez de Juan Mieg.
San Ildefonso fue un lugar importante en los itinerarios de estos naturalistas que pronto se percataron de la riqueza y variedad de su fauna y de su flora.
Juan Mieg, es el primero que empieza a acudir en el Siglo XIX a San Ildefonso como naturalista. Mieg es un suizo que viene a España de la mano de Fernando VII para enseñar a sus hijos los fundamentos de la física, la química y de las ciencias naturales. Trabajó en el Museo de Historia Natural y divulgó muchos aspectos de la fisica, la quimica, la entomologia y las preparaciones. Fue un excelente dibujante y pintor. Era un gran aficionado a la entomología, y a su muerte tenía una colección de insectos con más de 4000 especímenes que fue comprada por Graells en 1859 para el Museo de Historia Natural. En esta colección Bolívar, todavía en 1873, encontró una especie no descrita de ortópteros .
Mieg trae también a España su entusiasmo por el excursionismo científico, y en junio de 1819 pide permiso al monarca para observar aves y recolectar insectos y plantas en San Ildefonso. De la correspondencia entre Mieg y el naturalista francés León Dufour, que en parte desvelaron Fraga y Acha, sabemos que Mieg conocía bien los parajes de San Ildefonso. En una carta fechada en 1849, le escribe Miegs:
“Acababa de hacer una pequeña excursión a S. Ildefonso (…) no me atrevi esta vez a escalar solo ni siquiera a adentrarme en el bosque de abetos negros y a menudo impenetrables (…), me dije al mirar estas cimas, a menudo coronadas de nubes, la estación está demasiado avanzada para esperar encontrar allí arriba algo que valga la pena de escalar (…). Es en estas alturas elevadas que antiguamente yo cazaba (…) Fue en estos jardines de San Ildefonso donde pasé antiguamente semanas y meses (…) desde comienzos de junio cuando las colinas adornadas aún por magníficas Asfodelas ofrecían todo el lujo de una vegetación alpina entrecortada de roquedos espantosos y rocas graníticas, fue en esos jardines y en aquellas montañas en las que antes, antiguamente yo recogí la mayor parte de los dípteros diurnos… “
San Ildefonso fue el lugar de mucho de los hallazgos de Meigs, que comparte con otros naturalistas de fuera de España, fundamentalmente con Dufour.
Dentro de España, Mieg tiene una relación científica estrecha con Paz Graells y su entonces joven discípulo Pérez Arcas a los que a menudo ofrece indicaciones y pistas de gran valor y a los que sin duda transmitió la importancia de las excursiones o “Cabrerias”, como él las llamaba, por El Guadarrama.
Una de estas pistas, quizás la más valiosa, que les ofreció fue la observación de los restos de una mariposa Saturnia en San Ildefonso .
Este hallazgo obsesionó a Graells , y le llevó a descubrir , tras perseguirla durante muchos años por la Sierra del Guadarrama, una nueva especie, la Graellsia Isabelae, cuya belleza conmovió a los naturalistas europeos de entonces y que fue pronto considerada como la más bella de las mariposas europeas.
Mieg es sin duda, el primer naturalista del Siglo XIX que se da cuenta de la importancia de San Ildefonso para el estudio de la historia natural y esta importancia se transmitirá durante más de cien años, a través de Paz Graells y Perez Arcas, a Ignacio Bolivar hasta la Guerra Civil.