Alguien me avisó de que los narcisos silvestres habían crecido ya en los Jardines de La Granja. Como todos los años, allí estaban cerca de l.a fuente que lleva su nombre. Se nos aparecían en esta mañana gris y lluviosa del inicio de la primavera , como todos los años, resaltando con el amarillo intenso de sus pétalos, impactando nuestra vista sobre las hojas secas de los robles y el verde intenso de la hierba joven . El narciso es la flor temprana con la que la primavera que empieza a anunciarse en este lado de la Sierra. Primavera tarda la de Segovia, como la de Soria de Machado, pero “Tan bella y dulce cuando llega”. El brote del narciso silvestre en los Jardines señala el inicio del ciclo de la vida que retorna inmortal en cada año en este bello paraje de la Sierra.
El ilustre médico segoviano Andrés Laguna, uno de los más afamados médicos españoles de la historia, en sus comentarios a los libros de Dioscórides , dice que el narciso es un tipo de lirio , de color blanco. Con ello sigue al gran Cayo Plinio Segundo, quien en su Historia Natural habla también de los narcisos como una clase de lirios. Laguna, viajero infatigable, pintó en su libro unos narcisos que había visto detrás del Castillo de Sant Angelo en Roma cuando por allí estuvo alrededor del año 1550. Llama la atención que tanto Plinio como Laguna hablen de narcisos blancos, cuando los de los montes de Segovia son amarillos.
Los antiguos poetas con el viejo Ovidio a la cabeza, otorgan un origen mítico al narciso. Un joven se enamora al ver su propio reflejo en el agua y al ser incapaz de alcanzarle a través del espejo del agua, entristece hasta morir y al final se convierte en flor. La flor que describe Ovidio es de pétalos blancos con centro amarillo, por tanto también distinta a los narcisos amarillos del Guadarrama. El canto al paganismo antiguo que envuelve los viejos jardines de La Granja, el canto al amor en el desnudo de sus estatuas y a la naturaleza, crea el ambiente apropiado para el florecimiento de los narcisos en primavera, que se reflejan en el agua clara y limpia que baja de las laderas de Peñalara.
Laguna, endurecido en su práctica médica, no estaba muy de acuerdo con esta interpretación poética y calificaba al joven Narciso del mito “como mancebo muy necio” defendiendo que el nombre de Narciso viene del griego narce, que significa entumecimiento pues al parecer este era el efecto que producía en el organismo una bebida basada en estas flores que tomaban los antiguos.
A principios de marzo los arroyos bajan de la sierra repletos del agua del deshielo y al desbordarse producen cerca de ellos pequeños charcos, donde nacen los narcisos. Por ello y a pesar de la opinión de Laguna yo en el fondo sigo creyendo que realmente los narcisos, como opinaba Ovidio, siguen naciendo de jóvenes que al reflejarse en el agua se transforman con el tiempo en estas flores. Narcisos inmortales que renacen al inicio de cada primavera.
Las muchachas que entran en los jardines en estos días, roban a hurtadillas de los guardias algunos de estos narcisos y los esconden de la mirada siempre inquisitiva de sus padres al tiempo que adornan sus cuartos inundados de la luz transparente de esta Sierra en primavera.
Aunque raros tambien se ven narcisos blancos en el Guadarrama
28 de marzo de 2011